Hace ya tiempo, las paredes del mítico café Sanber del barrio de Villa Crespo -San Bernardo para algunos, segunda casa para otros-, se convirtieron en mucho más que una mezcla entre cal y cemento. En reiteradas oportunidades, una mesa de mujeres rubias, delgadas y con sonrisas de brackets puestos antes de ayer combinan sus atuendos, diálogos y visiones con señores de boina, juegos de mesa y bastones variados. Felipe Armeño de 60 años de edad, tuvo que adecuarse a esta nueva modalidad de generaciones en el establecimiento. Caminando por Sanber, cerca de las mesas de juegos, casi parece escondida una pared. Bandas de rock, cumpleaños, y "a Santiago Maldonado lo mató el Estado" son algunos de los descargos que da a conocer la clientela durante las horas que pasan allí dentro. Dicho espacio fue el resultado de un sin fin de pensamientos de cada persona que, a la hora de habituarse en este sitio eligió dejar su marca. La municipalid...
Escribo porque tengo mucho que decir. Te regalo un poquito de mi mundo en este sitio. Podes leer mis notas, reseñas y entrevistas.